Nacionalismo

El león y el carácter mexicano.

Cuando un león corre a toda velocidad, hace que desaparezca la savana que pisan sus patas. Hasta puede dejar atrás la presa que antes perseguía y salirse de la pradera. ¿Por qué? Porque es un león. La ética del samurái. Yukio Mishima.

Un texto de Brandon A. Lemus

El mexicano tiene muchas facetas, diferentes características, diferentes formas y caracteres, esto se debe a su origen pluricultural y al crisol de etnias de donde emana el sujeto mexicano. Lo anterior, gracias a la colonia y a la muy diversa migración de la que es parte y sigue siendo a través de la globalización. No obstante, dista mucho de ser un sujeto vacío, líquido y sin carácter; es más, México es uno de los países más característicos del mundo y tiene una civilización única en su historia.

Salvador Dalí, artista surrealista español, mencionó una vez que México era más surrealista que sus obras, sin embargo, esto no fue una denuncia de lo bizarro que es México, sino un reconocimiento a su especialidad, rareza y su carácter único e irrepetible.

Podemos señalar muchas de sus facetas y formas de ser; y también al mismo tiempo,denunciar que muchas de esas características del mexicano son falsas y creadas por ideas ajenas y dominantes (como, por ejemplo, que el mexicano es holgazán o primitivo) trataremos y desmitificaremos muchos de estos mitos en posteriores ocasiones.

Quiero enfocarme en una de las formas intrínsecas del mexicano, tan arraigada en su cultura, idea, cuerpo, mente e historia que no distingue clases sociales, tiempo, espacio ni lugar; una característica que tenían nuestros antepasados, la tenemos nosotros y lo más seguro la tendrán nuestros descendientes: me refiero a nuestra energía o como quisiera referirme en esté escrito nuestro “vigor”.

Que los mexicanos tengamos una pasión desbordada explosiva y enérgica por cualquier actividad que hagamos es algo que es conocido mundialmente, somos los trabajadores más eficientes del mundo; y a su vez, dicho arrojo y motivación infinita es disciplinada y con diligencia, somos como una fuerza desatada de un león arrojándose a la pradera.

 

En este orden de ideas, incluso está energía infinita que tienen los mexicanos, podemos identificarla día a día, cuando se menciona que los mexicanos no trabajan, sino que se la “rifan” que el mexicano no se da por vencido “se aferra” el mexicano no es eficiente “lo hace en caliente”; todo lo anterior contrasta la idea de que somos holgazanes y perezosos como nos han querido hacer ver los poderes extranjeros instaurados en el inconsciente y lenguaje de nuestros compatriotas. Una cosa es que tengamos en nuestras venas un vigor desmesurado y único y otra cosa que seamos explotados por amos sin escrúpulos y traidores a la nación.

Curiosamente, pasa lo mismo con otro gran ejemplar de la naturaleza, me refiero al león ¿quién no ha escuchado hablar qué los leones no cazan y son las hembras quienes lo hacen? Supongo es un gran mito de la ciencia, utilizada mañosamente como ideología para no observar la majestuosidad de la naturaleza, tal vez por miedo a identificarnos con alguna fuerza natural hermosa y absoluta, tal vez por miedo a que nos motivemos. El león, es el animal que representa la fuerza por antonomasia, la energía y por ende la perpetuidad, grandeza, gloria y victoria.

Así como el padre de familia, el león no desea nada más que dirigir y proteger a su clan, solo vive por ello, no tiene deseos individuales, ni ego ni busca el placer, busca la caza y la protección, y puede hacerlo, es más, tiene la necesidad de hacerlo so pena de caer en depresión por no usar su gran potencia y fuerza de su energía, un don natural sin duda. Los mexicanos debemos comenzar por aceptar esté arrojo que nos hace ver como revanchistas, derrotados y luchones, y comenzar a observar la realidad de esté carácter: somos fuertes, vigorosos y capaces de todo.

La energía es el motor de toda la existencia, todo existe gracias a ella, y todo se transforma gracias a ella, nada existirá, nada se movería sino fuera por ella. Debemos encontrar el puente que nos conecte con nuestras raíces; ene efecto, no solo en materia histórica, política, económica y espiritual, sino a nivel de identidad; a esto me refiero con reconectar, con reconocer nuestra capacidad energética, nuestra fuerza como pueblo, como mexicanos: ese puente se llama orgullo. Orgullosos seamos de ser mexicanos, los leones del mundo.

¡Viva México!

¡Viva el Frente Nacionalista de México!

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