Historia

Caravanas, estafas y anarquía cambiaria

Para la gente del extranjero resulta incomprensible el hecho de que nuestro país, a pesar de los estragos de la pandemia, haya podido salir parcialmente avante de ella. Tan es así, que la oposición liberal que ahora respalda la candidatura de Xóchitl Gálvez, se vio incapaz de convertir en votos a su favor las muchas fallas que la estrategia del doctor López Gatell demostró en el punto más álgido de la crisis.

En aquel entonces nosotros vaticinamos que la pandemia haría estragos si nuestro gobierno implementaba políticas de confinamiento, pero que los efectos a largo plazo no serían tan graves como en los Estados Unidos o en Europa. Y esto es precisamente porque en nuestro país, las actividades económicas ya se encontraban en situación de confinamiento parcial, trabajo a distancia o franca suspensión como consecuencia de la crónica inseguridad a la que están expuestas millones de personas.

Es precisamente por esa situación de violencia callejera y extorsión a negocios que miles de familias, muchas de ellas encabezadas por mujeres, se habían refugiado en el comercio electrónico y en actividades económicas a distancia. El problema es que ahora, el fraude y la extorsión también afectan a quienes realizan actividades electrónicas.

Incidentalmente, la presencia de extorsionadores africanos y venezolanos en las redes, que ahora ocupan la inteligencia artificial para infiltrarse en grupos de WhatsApp y estafar a los incautos, ha coincidido sospechosamente con la ola migratoria que no cesa y de hecho se incrementa.

Según información publicada por el universal, migrantes haitianos desafían abiertamente a nuestras autoridades instalando casas de cambios irregulares en plena vía pública, donde se venden también tarjetas electrónicas para teléfono celulares y se comercia con monedas extranjeras.

Pese a la abierta y legalidad y el hecho de que dichos negocios irregulares presentan graves riesgos para nuestro país, los reporteros nos presentan la noticia para recalcar la actitud “emprendedora” de los inmigrantes, entre los cuales también hay nigerianos, país donde la estafa virtual constituye la cuarta actividad económica más remunerada. Para colmo de males, los migrantes también resultan perjudicados cuando se les pagan cantidades irrisorias de dinero mexicano por sus ahorros, que ya de por sí están seriamente depreciados.

Se trata de redes irregulares donde la estafa, la extorsión y el tráfico ilegal de divisas podrían eventualmente atraer células terroristas, situación que pone en peligro a nuestro país y nos expone a una probable intervención de los Estados Unidos.

Ya no solo tenemos un narco estado sino también una economía irregular regentada por extranjeros, proclives a la extorsión y con el riesgo consiguiente para la seguridad nacional.

México está en peligro y nadie hace nada.

Por eso es urgente tener a Eduardo Verástegui en las boletas, pues por más defectos que pueda tener, ha sido el único aspirante con el suficiente valor como para decir que esto tiene que terminarse.

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