Historia

¿Por qué se conmemora el 8 de marzo?

El 8 de marzo se conmemora en la mayor parte del mundo el día internacional de la mujer, cono recuerdo de la recordada marcha de “pan y rosas” donde miles de obreras textiles de Nueva York se lanzaron a las calles para pedir un recorte de las extenuantes jornadas laborales.

Y es que esta fue una de las primeras manifestaciones de ese tipo que se dio en los Estados Unidos, precisamente en el año de 1857, mas o menos diez años antes de la guerra civil, donde los capitalistas norteños se enfrascaron en una campaña de exterminio contra el sur agrícola.

En efecto, mas que la esclavitud o el asunto de las libertades, la guerra de secesión estadounidense venia motivada por las ansias expansionistas de los capitalistas industriales, para quienes la cultura tradicional, agraria e identitaria del sur era un obstáculo en su afán por establecer una república internacionalista basada en los valores del capitalismo liberal.

Y si, aunque la conmemoración del 8 de marzo se encuentra mas o menos oficializada, mucho mas significativo debería ser el recuerdo del 25 de marzo de 1911, donde ocurrió uno de los peores desastres industriales de la historia moderna.

En ese fatídico día, 123 mujeres y 23 hombres que trabajaban en un taller textil murieron asfixiados o calcinados en uno de los incendios más trágicos de la historia.

Si bien se atribuyó el desastre a una colilla de cigarro que algún vigilante dejó en alguna parte, tanto el dueño como los funcionarios de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York tuvieron gran parte de la responsabilidad al haber clausurado todas las salidas.

Sin lugar a dudas, recordar el 25 de marzo es mucho más importante que la conmemoración del 8 de marzo porque aquel día, se hizo patente la crueldad del sistema industrial moderno, que ha pasado a una nueva etapa este 2021, donde la pandemia del covid-19 corresponde también a una crisis de mutación industrial.

Ahora, la virtualización de la industria amenaza los empleos de millones de personas. Tal como sucedió a finales del siglo XIX e inicios del XX, el sistema imperante engaña a las mujeres con falsas promesas de igualdad, cuando lo que se busca es insertarlas de lleno en el mercado laboral dirigido por las multinacionales, donde serán sometidas a más precarización, a una alienación que se perfila como el sello principal de esta nueva etapa del capitalismo internacional.

El desastre del 25 de marzo de 1911 fue particularmente trágico porque muchas de las trabajadoras se arrojaron desde los altos pisos del edificio con tal de escapar a la asfixia y al dolor de aquel infierno en llamas.

Muchas de ellas eran, además, inmigrantes procedentes de Irlanda y otras partes de Europa, que en muchos casos no rebasaban ni siquiera los 14 años de edad.

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