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La tragedia del “derecho de piso”. Una realidad que desangra.

Por Mónica Garza

La cruda herencia de la “democracia” fue haber destapado una cloaca de violencia que laceró a los mexicanos. Y esto se dice porque en las décadas anteriores el negocio de los grandes capos era enviar droga a Estados Unidos, lo cual era un mal menor mientras la droga no se vendiera en nuestro país.

En el sexenio de Calderón, encuadrado dentro de la política expansionista de Barack Obama, el frágil equilibrio que antes había se rompió. Las acciones del aparato policiaco del gobierno terminaron por favorecer a un cártel por encima de los otros, desatando una ola de crueldad nunca antes vista

Al ver mermada su “empresa de exportación” la mafia reclutó a miles de personas entre los sectores mas despreciables de la sociedad para ocupar una violencia tan brutal que era considerada como indigna para los tradicionales capos, acostumbrados a considerarse “hombres de negocios”.

Cuando la tolerancia extraoficial retornó bajo Peña Nieto, el tejido social estaba arruinado. Los “mandos bajos” dejaron de ser útiles para la gran mafia y se volcaron contra la población civil para sostener su negocio criminal mediante la extorsión, el secuestro y el “derecho de piso”.

En los primeros tres meses desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia de la República, mas de ocho mil personas fueron sido asesinadas y la espiral continúa.

La tragedia no solo consiste en el temor de ser asesinado sino en el hecho de que hemos comenzado a ver estas extorsones como cosa cotidiana, con la cual debemos convivir.

En ciertos estados del país, comerciantes, dueños de negocios o profesionistas que se negaron a pagar extorsiones han sido acribillados o incendiados junto con sus clientes y comensales.

Los transportistas, los locatarios y los restauranteros, son los mas afectados. Ya saben que nadie les hará caso. Ya saben que no hay autoridad ni ley para defenderlos.

El tema de las extorsiones no es prioridad en medio del conglomerado de crímenes que azolan a la poblacion. Sin embargo, es el peor de todos.

Los políticos son insensibles al dolor de las familias. Han permitido la entrada de pandilleros centroamericanos y bandas colombianas que ahora aterrorizan a la población mexicana en Chiapas y Tamaulipas.

Lejos de transformar el inoperante sistema judicial que tenemos, los legisladores han eliminado de la lista de delitos graves las lesiones el robo a casa-habitación o el asalto en la vía pública.

Como verdaderos exponentes de la ideología burguesa, los izquierdistas dicen que la delincuencia es consecuencia de carencias materiales cuando es las personas sencillas donde aún subsisten los principios que mantienen a las mayorías fuera de las mafias.

Al igual que los neoliberales, su “proyecto transformador” consiste en entregar dinero para hacerse de votantes cautivos cuando la economía no es mas que la punta del iceberg en medio de una podredumbre política, moral y social que corroe nuestra sociedad.

¿De qué sirve que un apoyo economico minimo cuando ya no puedes trabajar, ni poner un negocio, ni escuchar el radio o mirar la television sin exponer a tus hijos a una cultura que pone como héroes a los verdugos de nuestro pueblo?

Monika Garza

Reynosa, Tamps.

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