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Las drogas y el tejido social.

A partir del sexenio de Felipe Calderón, regiones enteras de nuestro país se han visto inmersas en un clima de violencia, brutalidad y anarquía, que no se veía desde tiempos de la revolución.

En gran parte, nuestro país se convirtió en un campo de sangre gracias a la postura entreguista de un gobierno surgido de una elección fraudulenta.

Calderón prefirió congraciarse con sus amos extranjeros a cambio de un reconocimiento oficial, en vez de velar por los intereses de los ciudadanos mexicanos.

ESTO NOS OBLIGA A TOMAR UNA POSTURA MUY CLARA. LA OBLIGACIÓN DEL ESTADO MEXICANO NO CONSISTE EN EVITAR QUE LAS MAFIAS EXPORTEN DROGA HACIA ESTADOS UNIDOS. ESTO NO TIENE SENTIDO ESTANDO ALLÁ LOS VERDADEROS CAPOS Y LOS MILLONES DE CONSUMIDORES QUE LOS ENRIQUECEN.

Por el contrario, la obligación esencial del gobierno es impedir la venta y consumo de drogas en México.

Las adicciones transforman a los seres humanos en parásitos sociales que deben ser expurgados de la comunidad nacional hasta que se conviertan en elementos dignos de ella.

Al hablar de drogas, tampoco podemos dejar de lado al alcoholismo, que es el lastre de nuestro pueblo.

Y esto se debe a que el alcohol ha conquistado aprobación social mediante patrocinios multimillonarios en el deporte.

Si creemos en la justicia, debemos combatir al alcoholismo como al tabaquismo. Para ello se necesitan campañas.

Pero a la postre será necesario golpear al bolsillo de los consumidores de bebidas alcohólicas con impuestos altos.

Legalizar es una falsa salida

Últimamente se habla mucho de la marihuana como una “droga benéfica”, lo cual es discutido.

En la práctica, el consumo recreativo de la marihuana se relaciona con un ambiente de pasividad que desalienta al cumplimiento de responsabilidades.

Legalizar las drogas solo convertirá a una mafia ilegal e inhumana en una mafia legal que conservará sus métodos brutales.

Aquellos drogadictos o narcomenudistas que reformen sus vidas serán victimizados. La narcopolítica oculta será visible y aceptada.

Comsumidores y vendedores

El poder de las drogas reside en el incremento permanente en el número de consumidores, sin los cuales no habría vendedores ni productores.

Por eso proponemos un marco legal que establezca la rehabilitación del adicto como una obligación y no como una opción.

Sobre todo cuando se trata de individuos que por voluntad propia se han convertido en una injusta carga social.

En cuanto a la marihuana, es prudente desvincularla de las llamadas “drogas duras” para regular su uso medicinal.

El vicio no es compatible con los derechos ciudadanos. La vagancia y el parasitismo no son compatibles con la pertenencia a la comunidad nacional.

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