Por Emiliano Maldonado
La inseguridad siempre ha sido un problema en México, sobre todo en las grandes ciudades donde la gente tiene que bajar durante horas en el transporte público, salir por la madrugada y regresar en la noche. Sin embargo, la violencia asociada al narcotráfico se circunscribía a ciertas zonas del país como Sinaloa o aquellas zonas de trasiego de estupefacientes.
Desgraciadamente, ahora incluso aquellos estados que se habían mantenido fuera de esta situación están viviendo una tremenda crisis como es el caso de Chiapas. Allá, el paso de los migrantes a través de una frontera porosa y carente de los controles que cualquier país civilizado establece para el ingreso de personas, ha convertido la región en un infierno para quienes ahí habitan.
El tránsito de los migrantes es gestionado en esa región por las mafias, que regentan la zona como si se tratara de su feudo privado y sin que nadie haga absolutamente nada porque las autoridades solo están ahí para “observar”.
El colmo de los colmos, es que todavía hay gente que con el pretexto de defender los derechos humanos, cree que lo que debemos hacer es permitir el paso a cualquiera, tal como si la zona no estuviese controlada por las mafias, como si nuestras fronteras fuesen sitios de armonía internacional donde no hay conflictos ni extorsiones ni secuestros ni abusos. Y estoy hablando aquí de la “opoficción” liberal que apoyó a Xóchitl Gálvez en las pasadas elecciones y que exige a nuestro gobierno que complazca a los Estados Unidos “controlando” el flujo migratorio pero recibiendo en México, con trabajos y ayudas, a los pandilleros centroamericanos.
Si tanto les importan los extranjeros, por qué no los reciben los políticos rosas en sus mansiones? Por qué no abren albergues en sus jardines para los centroamericanos? Por qué tiene que pagar la gente de Tapachula, de Campeche y de Tabasco los platos rotos?
Si México no tiene la infraestructura para controlar el flujo de extranjeros en la frontera sur, nuestro gobierno está obligado a desplegar fuerzas armadas. Esas deben tener toda la autoridad para evitar el ingreso de migrantes ilegales. Si se les cierra el paso, el negocio de la extorsión y el secuestro de migrantes a cargo de las mafias va a terminarse.
Ya basta de falsa caridad!
Ya basta de falso pacifismo!
Primero estamos los mexicanos!