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16 octubre, 2024
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Programa de los 25 Puntos

1. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. Por tanto, lucharemos para desplazar a la clase política corrupta, instaurando un régimen nuevo, con miras a restaurar la independencia, identidad y libertad de la patria mexicana.a

2. El fin de la presente república en decadencia mediante un Congreso Constituyente que elaborará una Carta Magna adecuada a la problemática nacional, con leyes acordes a nuestra idiosincrasia, tradiciones y aspiraciones, compatible con herramientas tecnológicas de visión global.

3. La implementación de una organización territorial que termine con el centralismo anti-económico y los excesos de un federalismo disgregador que solo beneficia a los caciques y a sus familias. Exigimos en su lugar, una nueva división política establecida conforme a identidades culturales y fronteras naturales.

4. La sustitución del orden burocrático y partidista por un esquema de gobierno sustentado en méritos, con requisitos académicos y psicológicos que aseguren la presencia de los mejores elementos de la comunidad nacional en la función pública, sin prebendas sindicales ni compadrazgos.

5. La nacionalidad mexicana no puede reducirse a un pedazo de papel ni depender exclusivamente del lugar de nacimiento. Por ende, solo debe otorgarse carta de naturalización a aquellos extranjeros que tengan la intención de hacer vida permanente en nuestro país (los dos o cinco años de residencia que pide la ley actual no son suficientes). Especial atención debe ponerse en el caso de aquellas minorías etnoreligiosas de origen extranjero cuyas normas internas favorezcan la segregación, el odio, la superioridad racial o impongan lealtad a otras naciones.

6. El Estado Mexicano tiene la obligación de combatir a toda fuerza criminal que amenace la integridad física o patrimonial de los ciudadanos, perjudique nuestras relaciones internacionales o atente contra la salud de la comunidad. Por eso demandamos la salida de México de ASPAN o de cualquier alianza militar o económica contraria a la soberanía y la expulsión de cualquier fuerza injerencista extranjera.

7. Las fuerzas armadas deben ser reconocidas como garantes de la soberanía nacional. Por ello exigimos que se retire la nacionalidad mexicana a todo compatriota que sirva, por voluntad propia, en las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América o de cualquier otra potencia extranjera a cambio de beneficios económicos o de residencia en otras naciones.

8. El deber esencial del Estado mexicano, en cuanto al narcotráfico, no reside primordialmente en evitar la salida de las drogas hacia Estados Unidos, sino en evitar el consumo de drogas entre mexicanos. Por eso demandamos la reglamentación del uso medicinal de la marihuana y nos oponemos a la legalización de los vicios. Al ser causante de pobreza, abusos e ignorancia, exigimos que el alcohol sea tratado como el tabaco mediante campañas de disuasión y altos impuestos.

9. Exigimos la sustitución los códigos civiles, procesales, mercantiles y penales engorrosos y burocráticos del positivismo francés por leyes que fusionen las tecnologías de la información con la eficacia de nuestros usos y costumbres. La reforma judicial tendrá como premisa el desarrollo de procesos orales ágiles y flexibles, que respeten la presunción de inocencia y garanticen la debida resolución de controversias.

10. Exigimos la transformación de cárceles y penitenciarías en centros de trabajo en beneficio de la colectividad y de los propios internos. En dado caso, solo podrá implementarse la pena de muerte como castigo a secuestradores, pederastas y otros delincuentes cuando el sistema judicial, los ministerios públicos y las instancias de seguridad pública hayan sido reformadas y regeneradas.

11. Un país libre es aquel que consume lo que se produce localmente. Por tanto, demandamos la revisión de tratado comercial u acuerdo internacional que obstaculice la soberanía alimentaria y tecnológica (léase TLCAN, OMC, FMI, etc.). El estado nacional debe crear condiciones para que las empresas nacionales se conviertan en competidores de alto nivel frente a marcas extranjeras.

12. Dejando de lado cualquier dogmatismo económico, es indudable que solo creando óptimas condiciones de mercado se logrará un incremento del salario real. Por eso exigimos el establecimiento de una jornada laboral dinámica conforme las particularidades de cada relación laboral y prestaciones equivalentes a las que existen en el mundo desarrollado. La creación de riqueza mediante el trabajo honesto y el bienestar de la familia mexicana estarán por encima de cualquier interés sindical, corporativo o patronal.

13. Exigimos que las industrias paraestatales dejen de ser “empresas del gobierno” para convertirse en empresas de la nación, sujetas a estándares de calidad y eficiencia que garanticen su competitividad en el mercado nacional e internacional, sin corporativismos, burocracias ni números rojos.

14. Queremos un orden económico basado en el trabajo productivo el emprendimiento, el mercado interno y la generación de riquezas. Por tanto, demandamos la eliminación paulatina del ISR, con una reforma fiscal orientada a disuadir la usura, la especulación, la salida de capitales y los consumos en el extranjero. En vista de que la figura de las “sociedades anónimas” otorga impunidad a defraudadores, planteamos su sustitución por otra de mayor viabilidad, como las “sociedades de responsabilidad limitada”.

15. Exigimos un sistema bancario y de crédito diversificado y operado por mexicanos. Demandamos también la sustitución del patrón monetario con base en el dólar por uno sustentado en el valor de bienes económicamente menos volátiles. De igual manera, demandamos una reforma constitucional que prohíba el endeudamiento gubernamental y la adquisición indiscriminada de créditos en el exterior.

16. La dependencia petrolera impide el desarrollo de la creatividad y el mejoramiento del transporte. Por eso demandamos el restablecimiento del sistema ferroviario mexicano, la desregulación de la generación de electricidad por medios naturales y el uso de combustibles renovables.

17. Exigimos un marco legal y económico que permita al sector agrícola operar bajo criterios empresariales, con sustitución gradual de las importaciones de grano y alimentos, fomentando la incorporación de altas tecnologías.

18. Propugnamos una política orientada a limitar el crecimiento de las grandes urbes, fomentando la vivienda rural e impidiendo los abusos de las constructoras en relación a la vivienda de interés social. Por su trascendencia geoestratégica, la restauración de la Gran Ciudad de México como ciudad lacustre debe implementarse por encima de cualquier consideración de tipo social, demográfico o económico.

19. Creemos que las orientaciones sexuales de las personas pertenecen al ámbito de la intimidad privada. Por tanto, las cuestiones sexuales no deben tener ningún papel público en la vida política de la nación y toda acción afirmativa basada en sexo, genero o preferencia íntima será derogada de inmediato. Las legislaciones en materia de matrimonio, familia, sexo o género podrán adaptarse a las transformaciones que se registran en las sociedades humanas como parte de la convivencia natural. No obstante, deberán apegarse a las realidades científicas básicas y no podrán ser alteradas con propósitos artificiales o ideológicos.

20. Exigimos la despolitización de las universidades públicas y centros de enseñanza administrados por el Estado, quedando prohibidas las actividades partidistas y el adoctrinamiento ideológico entre estudiantes y maestros. Demandamos una reforma educativa y laboral que incorpore por periodos a los egresados de preparatorias y universidades con mejores calificaciones al servicio docente.

21. Derogación de las leyes que permiten el acceso generalizado del aborto, manifestación execrable del individualismo y la promiscuidad de las sociedades capitalistas. El nuevo estado implementará políticas destinadas a la formación de familias, la adopción de los niños y la protección de la salud mental de la infancia, combatiendo los excesos de la mojigatería y la hipersexualización.

22. Frente a las falsas soluciones segregacionistas, queremos un México donde todo connacional, sin importar su color de piel ni condición social, pertenezca culturalmente al pueblo originario de su región de crianza. Por eso demandamos una política de estado orientada a la estandarización del idioma náhuatl y otras lenguas mexicanas, para que puedan enseñarse a las mayorías como medio de comunicación habitual. Tanto el español como el resto de las lenguas mexicanas serán protegidas contra toda forma de vandalismo ideológico.

23. Todo medio de comunicación, red social o plataforma virtual deberá respetar la libertad de expresión de las mayorías. en manos de minorías antinacionales o corporaciones extranjeras, combatiendo la vulgaridad, la pornografía, la violencia y la degradación de la mujer.

24. Los pueblos de México y Centroamérica estamos hermanados por la sangre, la historia y la cultura. Pueblos de un mismo origen deben unirse bajo una sola patria y un solo gobierno. No solo se trata de eliminar la frontera del Río Suchiate sino de remover las fronteras de la criminalidad, el racismo, el desorden y la incomprensión. Bajo tal premisa, impulsaremos la reintegración de los países centroamericanos a la nación, con igualdad de derechos para todos sus ciudadanos.

25. Queremos un México abierto al mundo y en amistad con el mundo musulmán, con Irán, con Israel, con Rusia y con el resto de las naciones. Sin embargo, la conformación de un gran bloque geopolítico iberoamericano es una tarea primordial. En cuanto a los Estados Unidos, los nacionalistas abogamos por el fortalecimiento de nuestra alianza, partiendo desde un status quo y una realidad geopolítica que no podemos negar. Sin embargo, no por ello dejaremos de reconocer que el problema de la migración y el incremento de la población hispanohablante tiene su origen en la anexión de territorio mexicano por Estados Unidos en 1848. Conforme al modelo boliviano y con pleno respeto al derecho internacional, México debe buscar un acuerdo justo con los Estados Unidos. Mientras tanto, los nacionalistas mantendremos viva la memoria de nuestra soberanía histórica en la América Septentrional, tal como era reconocida al momento de nuestra independencia.

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