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22 mayo, 2025
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Actualidad

Somos MX, un partido de la “Soroscracia”

Por Juan C. López Lee

Dentro de las aproximadamente 90 organizaciones o membretes que han anunciado su intención de constituirse como partidos políticos, el Frente Cívico, anteriormente respaldado por Claudio X. González y encabezado por Guadalupe Acosta Naranjo, es uno de los pocos prospectos con posibilidades reales de registrarse.

Hablar del Frente Cívico, ahora conocido como “Somos MX” es importante porque desde las últimas elecciones, tanto el PRI como el PAN se replegaron sospechosamente para que Acosta Naranjo y los “chuchos” se convirtieran en los voceros principales de una oposición que solo se diferencia de MORENA en temas como el libre mercado y un mayor énfasis en el “emprendimiento”.

El hecho de que Claudio X. González o Xóchitl Gálvez se hayan hecho a un lado del proyecto partidista de Acosta Naranjo, es irrelevante pues lo que tenemos ante nuestros ojos es un movimiento que aspira a un retorno del estatus quo imperante bajo el gobierno de Peña Nieto. Es decir, el de un neoliberalismo progresista donde un estado paralelo, integrado por instituciones aparentemente autónomas pero totalmente supeditadas a las agendas globalistas y feministas de la ONU, aparece presentado falsamente como sinónimo de “sociedad civil”.

Se trata de un partido político que defiende la institucionalidad normativa del régimen, con la separación de poderes, los contrapesos y los organismos supuestamente autónomos que las administraciones obradoristas han tratado de demoler. El concepto clave en lo que respecta a la forma de gobierno es el de “gobernanza”, concepto típicamente neoliberal que no significa otra cosa sino la supeditación de la política a la economía y la primacía de los intereses globalistas con respecto a los nacionales.

En su programa de acción por ejemplo, no solo encontramos propuestas como el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción por parejas del mismo sexo, sino también la realización de eventos de visibilidad y celebración de la diversidad sexual, como el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, promoviendo la cultura, inclusión y “visibilidad” de la comunidad en el espacio público.

Paralelamente, se propone homologar en todo el país el derecho a decidir la interrupción del embarazo de forma segura, legal y gratuita sin miedo a ser criminalizadas, discriminadas, y violentadas es un derecho reproductivo. Sin ambages, los ideólogos de Somos MX defienden el derecho de las mujeres a decidir libremente si van a gestar su embarazo o su interrupción antes de las 12 semanas y no solo eso, pues también buscan expandir el sistema de clínicas gratuitas que brindan el servicio de interrupción de embarazo gratuito, seguro, accesible y con profesionales capacitados.

Se trata del mismo discurso de siempre, que establece como dogma de fe, que solo las mujeres, los jóvenes y la “comunidad” LGBTIQ+ deben ser “apoyados” con espacios, visibilidad, cuotas y dinero financiados con el esfuerzo de quiénes sostienen al país con su trabajo sin ayuda del gobierno.

Abrazos, no balazos

En vista de que los promotores de “Somos MX” se han referido a la Dra. Claudia Sheinbaum con el adjetivo de “narcopresidenta” en redes sociales y medios de comunicación, sería lógico asumir que el partido de Acosta Naranjo impulsa políticas frente a las drogas y los cárteles. Sin embargo, esto no es verdad. Lejos de esto, en su declaración de principios, los ideólogos de “Somos México” abogan por “transitar de una política de prohibición hacia una de regulación en el consumo de estupefacientes y la instrumentación de acciones para la reducción de daños, acompañada de un diálogo nacional amplio y plural que permita la construcción de la paz”.

Para colmo de males, el proyecto carece de propuestas significativas en materia de seguridad pública, que en dado caso constituye el más grave problema nacional del momento, y que afecta preponderantemente a las mujeres y a las personas con una orientación sexual distinta, que frecuentemente son víctimas de trata. Hablan de revertir la militarización, de intervenir para combatir la violencia, el cobro de cuotas y las amenazas de la delincuencia organizada pero no nos dicen cómo lo harán. No hay en estos documentos otra cosa que no sea la misma palabrería liberal de siempre y el clásico catálogo de aspiraciones propia de burgueses citadinos que aún creen en las bondades de la república y la separación de poderes, siempre y cuando está permita la promoción de espacios veganos y tecnologías “limpias”.

“Multiculturalismo sí, cultura nacional no”

En el pasado, ya he advertido a la ciudadanía es cuestión de tiempo para que el término “pluricultural” que la Constitución emplea para describir al México actual, sea sustituido por el término “multicultural”. El cambio no es en modo alguno una simple actualización ni pretende sustituir un término más antiguo con uno más reciente, pues mientras la pluriculturalidad sugiere una pluralidad histórica y actual donde varias culturas conviven en un espacio territorial, constituyendo una totalidad nacional, el multiculturalismo implica separación, división y a veces su posición. El multiculturalismo es en este sentido, una extensión de la lucha de clases extrapolada al campo de la cultura para fomentar la fragmentación de la nación y facilitar de este modo el establecimiento de una república global mundial.

El carácter netamente neomarxista y posmoderno del Frente Cívico es evidente desde el momento en que se habla de México como una nación “multicultural y pluriétnica”. Solamente en el programa de acción, la palabra “afrodescendiente” aparece mencionada en 25 ocasiones, a diferencia del término “nación” que solo es mencionado 6 veces. Después de todo, la fragmentación territorial del país con agendas que establecen criterios arbitrarios para definir quiénes son indígenas o “pueblos originarios” es una herramienta de globalismo para minar la conciencia nacional de la población, facilitando de este modo el establecimiento de un gobierno mundial. En dado caso, solo el indigenismo de pasamontañas, que acepta conceptos anarquistas y abraza los inventos históricos matriarcales de algunos antropólogos europeos, es aceptado, pues cualquier cosa que aluda a la virilidad y a la masculinidad de los antiguos guerreros mexicanos, es rechazado por los globalistas.

Esta es la realidad del Frente Cívico, ahora conocido como “Somos MX” y que se desvela ante nosotros como una fuerza globalista, totalmente afín a la gran finanza internacional y a los intereses de multimillonarios internacionalistas como George Soros.

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