Desde hace algunos años, centenares de ciudadanos conscientes se han convertido en activistas sociales como consecuencia de la miseria, el sometimiento y la injusticia que prevalece en sus comunidades.
La dolorosa realidad evidencia que vivimos en un país sometido bajo un colonialismo disfrazado de libre comercio y globalización, con una sociedad corrompida por el vicio y la degeneración, que los medios masivos de comunicación han promovido para embrutecer a las masas y convertirnos en una legión de ignorantes sin visión de futuro.
Todo esto es lamentable, pues nuestra patria tiene los suficientes recursos materiales y humanos para convertirse en una potencia, y aunque muchos culpan a los gobernantes de todo, la realidad es que el orden político, económico y social está tan dañado que la crisis social continuaría aún si tuviésemos un gobierno honesto e íntegro.
Desde hace décadas, los políticos nos han vendido la idea de que solo hay dos alternativas, representadas por la izquierda y la derecha. Sin embargo, tanto unos como otros han mantenido intacto el sistema opresor. En la práctica, este orden político se hizo para beneficio de los extranjeros parásitos que nos saquean. Por eso es esencial refundar completamente al país conforme a un proyecto acorde a la realidad de nuestro pueblo.
El nacionalismo propone un tercer camino, sustentado en un orden social altruista donde empresarios y trabajadores, campesinos y obreros, sociedad y gobierno, trabajemos juntos en torno a un gran proyecto de reconstrucción nacional que impulse el rearme militar e industrial del país.
El orden que los nacionalistas queremos para México, es uno basado en el mérito ciudadano, pues tenemos un país suficientemente rico en recursos materiales y humanos como para poder alimentar a toda nuestra población, la cual colaborará en grandes proyectos si ven resultados palpables en la labor del gobierno.
Es este tercer camino, el de la nacionalidad y la patria, la vía mas adecuada para construir una sociedad justa, donde el interés colectivo esté por encima del individualismo y la competencia, sin que esto implique una negación de la naturaleza trascendente del espíritu humano, que se orienta siempre hacia la superación personal.
El Tercer Camino
Es importante señalar que “cambiar” de partido o de gobernante cada tres o seis años no garantiza una mejora en las condiciones de vida del pueblo, pues aunque se hable de “cambio verdadero”, ningún político del sistema se atreve a cuestionar no la raíz filosófica e histórica del régimen y en la práctica, solo se habla de un retorno a los ideales “republicanos” y liberales, que son la raíz y no la solución del problema.
Esto también abarca a la izquierda, pues aunque los izquierdistas centren su discurso en la “lucha contra el neoliberalismo”, ellos abrazan y aprueban al liberalismo del Siglo XIX, que es su antecesor y fue impuesto a México por toda una generación de vendepatrias y saqueadores, que en tiempos de Juárez se le conoció por su desprecio hacia nuestra cultura indohispánica.
El nacionalismo mexicanista que promueve el frente, no es un programa ni un discurso sino una concepción propia del mundo. Por ese motivo, no apoyamos las reivindicaciones banales y cosmopolitas de una sociedad moderna egoísta.
Tampoco apoyaremos revoluciones engañosas, promovidas con presupuesto en dólares por los internacionalismos de izquierda y derecha, ni damos respaldo alguno a aquellos que se escudan en la lucha política para vandalizar el patrimonio nacional. Más bien, pretendemos reconstruir al Estado mexicano con miras a restaurar nuestra misión continental y hacer de la identidad nacional un factor de unidad, no de divisionismo y separatismo.
Si bien nos espera un camino arduo y difícil, los nacionalistas creemos que sí es posible desmantelar pacíficamente al sistema corrupto por la vía democrática, pues México necesita un orden nuevo, que lleve a los elementos mas capaces, honestos y altruistas de la comunidad nacional, a ocupar posiciones de influencia en la sociedad, el empresariado y la política.
Hoy mas que nunca, cuando por todas partes se “predica” la división y la confrontación entre mexicanos, necesitamos una fuerza social que apele a la unión de todos los mexicanos en torno a un ideal de Grandeza.
Por eso, te invitamos a integrarte al trabajo y a la acción junto con todos los hombres y mujeres de bien, que luchan por la justicia social y la liberación nacional.
El frente, como germen político de la revolución nacional, asume esta obligación con particular convicción y dedicación.
