Si bien podemos decir que los malos gobiernos son culpables de muchas cosas, tampoco es correcto atribuirle al poder público la responsabilidad de todos nuestros males.
En efecto, un mal gobierno es también un reflejo de la sociedad que le da cabida y dicha sociedad es a su vez una manifestación de la decadencia personal y moral de sus integrantes.
Nuestro país requiere de un nuevo ideal nacional que impregne a las nuevas generaciones de un orgullo nacional que las incentive a trabajar en conjunto para restablecer la grandeza que perdimos.
Hablamos de indianidad positiva, no con el afán de segregar y dividir comunidades, sino como medio para formar en nuestra patria a un hombre nuevo, que bien podemos reconocer en Xipe Totec, representación de aquel que se despoja de viejos hábitos para revestirse de una nueva piel.
Los preceptos mexicanistas, las hazañas de nuestros guerreros y la riqueza de la mitología indiana, no son ni deben ser vistos como una religión o un culto. Por el contrario, aquellos seres extraordinarios de la cosmología indígena no son sino una representación de las múltiples facetas de nuestra personalidad, que en conjunto con los fenómenos naturales, nos ayudan a autoconocernos y autocontrolarnos.
Crear en nuestra patria hombres y mujeres nuevos, con las cualidades de un soldado que cree firmemente en sus ideales, depende de que podamos dar forma, con base en los avances de la psicología y la motivación personal, de un camino dorado, que a diferencia del camino del monje o del soldado, no implique renunciar a la familia, el trabajo y la diversión.
Restablecer la salud del pueblo no solo pasa por sanear la mente y el pensamiento sino también un resurgimiento de las artes y la cultura física, para lo cual debemos superar los viejos modelos educativos, reactivando los conceptos de calmecac, cuicalco y telpochcalli con la tecnología propia del Siglo XXI.
Ha llegado el momento de restaurar nuestras lenguas nativas, para que nuestro país sea de nuevo el líder del mundo hispanoamericano, invitando a todos a un renacimiento verdadero de la civilización humana.