Un día como hoy deberíamos recordar a las mujeres trabajadoras víctimas de la brutalidad de un sistema laboral injusto y explotador. Sin embargo este 8 de marzo el sistema nos recuerda que el feminismo es la piedra fundacional del pensamiento único de la globalización y de lo políticamente correcto.
El feminismo nos es impuesto en las escuelas, las universidades, en la televisión, en Netflix, en el deporte, en la publicidad comercial, en los noticieros y hasta en las iglesias donde pastores y sacerdotes se han convertido en los empleados de las administradoras parroquiales.
Cualquiera que crítica al feminismo será tachado automáticamente como machista o como un retrógrada digno de ser exterminado de la sociedad. Hoy, hasta los panistas apoyan el feminismo bajo la premisa de que al aceptarlo como el nuevo dogma del capitalismo globalizado, podrán seguir comiendo del pastel del poder.
Así como Antorcha Campesina se arropaba de la violencia revolucionaria para servir al neoliberalismo de los hermanos Salinas, el feminismo ocupa los métodos revolucionarios de la izquierda para defender el individualismo que caracteriza al capitalismo globalista.
Es perfectamente lógico que con el enaltecimiento de la promiscuidad la prostitución se haya normalizado. De ahí el secuestro del lenguaje y la invención de palabras como “trabajo sexual” que esconde el verdadero significado de las cosas. Y de ahí se desprenden otras nuevas joyas del lenguaje moderno como “sistema heteropatriarcal”, “resilencia”, “sex zone”, “perspectiva de género”.
¿En verdad creemos que a las madres de familia, a las estudiantes o a las profesionistas que se ganan el pan cada día con su propio trabajo le importan estás tonterías?
Al enaltecer la transgresión individual y la promiscuidad, el feminismo y sus aliados ideológicos pretenden destruir todas las formas naturales de identidad que rigen la vida del ser humano.
Y al destruir la identidad, lo que se busca es fragmentar a la sociedad para impedir el surgimiento de una organización lo suficientemente cohesionada para combatir y enfrentar al régimen de los potentados: el capitalismo globalizado.