El Pacto Migratorio firmado por el sistema político mexicano a espaldas de todos, establece una serie de compromisos “no vinculantes”, entre los que destacan.
1. Reconocer a los migrantes extranjeros como contraparte con derecho a participar. Tendrán en todo momento la posibilidad de negociar con el gobierno del país para obtener “solución” a su problema.
2. Disuadir a las autoridades de verificar el “estatus migratorio” de los menores de edad para que no se les detenga. Además, se deberá escolarizar a los menores extranjeros con cargo del erario público.
3. Censurar todo contenido donde se informe acerca de disturbios, actos delincuenciales o conflictos provocados por extranjeros, so pretexto de que esto incita a la “xenofobia”.
4. Habilitar viviendas, programas educativos y de movilidad para supuestos refugiados avalados por la ONU. Todo por tratarse de un compromiso a nivel mundial.
Las contradicciones del acuerdo son numerosas. En primer lugar, porque por un lado disuaden a la autoridad a detener a los menores migrantes pero a la vez las obligan a protegerlos. ¿Cómo proteger a un menor que deambula en un medio donde podría ser reclutado para el vicio o el crimen?
Varios de estos puntos constituyen una efectiva ley mordaza, contraria a la libertad de expresión, pues como en el caso del movimiento LGBTI, no habrá espacio para discrepancias.
Además, se otorga estas personas el derecho de negociar en condiciones de igualdad con respecto a la “solución” a su problema. En efecto, huéspedes no invitados podrán imponer sus condiciones con anuencia de ONG’s, Iglesias y autoridades.
Todos estos puntos establecidos en el Pacto Migratorio, van imbuidos del lenguaje típico de los “derechos humanos”, la “perspectiva de género”, la “no discriminacion”, el “empoderamiento”, etc.
Pero sobre todo debemos destacar lo siguiente.
Se prestará apoyo a los países que rescaten, reciban y acojan a un gran número de refugiados y migrantes.
Es indudable que todo es negocio. Mientras más dinero llegue de fuera, habrá mas puestos de trabajo disponibles para los egresados de universidades “humanistas” con conexiones en el gobierno. Todos ellos de izquierda. Siempre comprometidos con la tolerancia, el multiculturalismo y la diversidad.
Con dinero siempre baila el perro.